lunes, 30 de diciembre de 2013

Frio


Nunca sueño, al menos no durmiendo, o mas bien no lo recuerdo. Para mi es mucho mas importante soñar despierto por mucho que digan los que no saben lo que dicen. Suelo pensar en el dolor que uno se causa a si mismo, bien distinto del que produce cada batalla en la montaña, como dolor de pies, manos, lesiones... el primer dolor te impulsa y te hace esforzarte por mejorar, quien sabe si para sufrir aun mas, o para alimentar al tormento que te hace ir mas allá aunque a veces parezca que estés en el mismo sitio, o incluso mas abajo. Aun así dejarse llevar por tormentos creados por la mente jamas ha sido productivo si lo que hace es que te postres en una cama o en una habitación que huele a caos y  dejadez desde varias manzanas a la redonda, y esta claro que contaminar a tus semejantes con eso nunca fue una solución.  El frío hace mas racionales los pensamientos y el aire mas fino, convierte la lluvia en nieve y el agua en hielo, hace que camines por las calles apretando cada músculo de tu cuerpo como si eso te diera el calor de un abrazo. Contra el frío, lo mejor es no pararse y seguir en movimiento porque en este juego pararse es morir, y hablo sobre cualquier tipo de FRÍO. Los pensamientos van menguando a la vez que crece el cansancio, el dolor físico crece y el mental desaparece, cosas del deporte. Te machacas, disfrutas, descansas, y vuelves otra vez. Porque te gusta. Porque es lo que te apetece hacer. Porque te olvidas de toda la mierda que has metido en tu cabeza a lo largo de los años y que no sirve absolutamente para nada. Porque si. Porque pararse es morir.



Un nuevo sueño, una nueva meta, y el deseo de alcanzarla en cada célula del cuerpo, cuando no es así, fallas, y eso todos lo sabemos. Esto me recuerda a una frase que dice: "Si crees que puedes o que no puedes en ambos casos tienes razón." Todo el que se haya visto en una situación peculiar o espeluznante sabe que no hay tiempo para pensar, al menos no para pensar en otros, y esto nos convierte a los que intentamos acercarnos a tales situaciones en unos completos egoístas, y lo único malo de esto es extrapolarlo a la vida diaria. Que te carcoma el día a día tal obsesión es enfermizo, pero real. Dejamos ir a los demonios en cada paso, en cada latido rápido del corazón que bombea, en cada fluir de la adrenalina por las venas. Dicen que es encontrarse a uno mismo, aunque quizá sea el camino del autoconocimiento lo que realmente nos llena de vida. Fallar es importante, mas incluso que vencer, cuando ganas no aprendes nada, aunque los perdedores quizá sean los que piensen esto... pero el fallo te impulsa hacia el éxito haciendote usar la conciencia de un modo cada día y cada vez mas eficaz. Y mientras tanto seguimos avanzando. A la pena solo hay que dejarle una presa muy pequeña, para la punta del pie.